martes, 17 de mayo de 2011

En Pleno Siglo XXI: Limpieza Social

Justo cuando uno pensaba que, inclusive en estados tan conservadores y rezagados en materia de derechos humanos como Jalisco se veía la luz al final del túnel, nuestros gobernantes nos salen con una auténtica joya: el Ayuntamiento de la Ciudad de Guadalajara, bajo responsabilidad de Aristóteles Sandoval, propone hacer una limpieza en el centro histórico de la ciudad.  En concreto, se busca remover a sexoservidoras, limpiaparabrisas y gays de las calles durante los Juegos Panamericanos –que tantos dolores de cabeza nos están causando a los ciudadanos—a celebrarse en octubre (http://www.milenio.com/node/720416).

Los Limpiaparabrisas e Indigentes

Los limpiaparabrisas se acercan al auto a limpiar y uno tiene la opción de permitirles o no la limpieza del auto, así como el pago correspondiente con unas monedas.  Más de alguna vez nos hemos irritado con alguno de ellos por limpiar el parabrisas pero, ¿alguien realmente considera que éstas personas están donde están porque quieren?  Si pudieran tener un empleo donde no estuvieran exponiéndose al sol, las mentadas de madre y el ser atropellados, seguramente no estarían donde están.  ¿Dónde los van a reubicar, si ya todos los cruceros de la ciudad están ocupados?   Y los indigentes promedio son, en comparación, mucho más nobles.  ¿Estaría el ayuntamiento dispuesto a contratarlos por dos semanas para ofrecer servicios de algún tipo, con un sueldo digno?  Aún si no fuera responsabilidad del gobierno que estén en la calle, ¿con qué derecho deciden que su estilo de vida amerita removerlos, porque la imagen de la ciudad (y los funcionarios) es más importante?

Las Sexoservidoras

A diferencia de limosneros y limpiaparabrisas (que en cierto modo son limosneros también) las sexoservidoras (y sexoservidores) están haciendo un servicio para el cual hay demanda.  Además, las sexoservidoras no dan el servicio primero para luego ver si se les paga.   Nuevamente, ¿quién es el gobierno para decir qué puede hacer la gente y qué no con su propia vida y su propio cuerpo?  Ellas (y ellos) están ahí para satisfacer una demanda.  Resulta que, inclusive en tan conservadora y católica ciudad como la Perla Tapatía, hay gente que quiere sexo anónimo y está dispuesta a pagar por ello, a la vez que hay gente dispuesta a proveer ese servicio.  ¿Creen las autoridades que los atletas panamericanos nomás vienen a jugar con pelotitas?  En alguna otra ocasión hablaré de la legalización de la prostitución y otras cosas con más detenimiento.

Los Gays

Uno pensaría que las autoridades ya hubieran aprendido algo en los últimos 20 o 30 años, pero nos vuelven a decepcionar.  Específicamente, se menciona la sanción a cualquier manifestación de afecto entre personas del mismo sexo en la zona centro, particularmente en la calle de Prisciliano Sánchez, donde se encuentran varios establecimientos orientados a este sector de la población.  ¿Cómo es posible que un gobierno democrático sancione a sus propios ciudadanos por demostrarse afecto?  En EUA estuvo sancionado tal comportamiento entre personas de distintas razas hasta bien entrado el siglo XX.  A tal comportamiento ahora le llamamos racista.  Los moralinos profesionales creen que hay afecto del bueno y del malo, al parecer.  Para parafrasear a nuestro ilustrísimo gobernador, todavía les da “asquito”.  Ahora resulta que, a diferencia de los indigentes, limpiaparabrisas y sexoservidoras, a ellos se les sancionará no por la molestia que causan a los demás, sino por lo que hacen entre ellos.  Ya tocará el turno a la cuestión de derechos de la comunidad LGBT en una entrega posterior.