jueves, 2 de junio de 2011

El Futuro: Bodas y Divorcios por Internet

La automatización de los procesos y los trámites ha traído grandes beneficios en los últimos 30 años, desde la llegada del Internet.  Gran número de trámites han quedado reducidos a pequeñas operaciones que los ciudadanos pueden hacer desde casa como pagar sus impuestos, la tenencia de su auto, sacar una cita en Hacienda, etcétera.  Sin embargo, hay todavía una cantidad de trámites que dependen de humanos y grandes cantidades de papel y tiempo para concretarse.  Tal es el caso de las bodas civiles y los divorcios.

La Intromisión del Estado Atenta Contra la Libertad de sus Ciudadanos


Dejando a un lado por ahora las uniones religiosas y sus anulaciones por ser completamente opcionales y de nula trascendencia en el mundo práctico, además de ser un asunto privado, las uniones y separaciones civiles sí son, por definición, derecho de todos.  Si a uno no le gustan las reglas de una iglesia en particular para contraer nupcias o anularlas, pues se puede cambiar de iglesia o dejar de creer y santo remedio.  Pero, ¿cómo puede uno dejar voluntariamente de ser ciudadano? ¿Cómo pueden las personas cambiar de código civil a su antojo?  La respuesta es, evidentemente, que no pueden.  Es por esto que hay quienes pensamos que el gobierno debería tener como fin y como medio la libertad de las personas (no necesariamente cayendo en las congruentes barbaridades de grupos como los Libertarios en Estados Unidos, que ya a su tiempo discutiré en este espacio).

¿Qué decisión es más personal que la de unir la vida de uno con otro?  Posiblemente solo la decisión de terminar esa unión, o la opción de terminar la vida misma cuando ésta es más una carga para los amados y uno mismo que un gusto.  No me malinterpreten: el trámite para casarse por el civil es, honestamente, muy sencillo y rápido.  Es completamente realista pensar que, a partir del momento que una pareja toma la decisión de casarse legalmente, en cuestión de una semana o menos ya estén firmando su acta correspondiente.  Lo que no es tan fácil es deshacer esa unión: de entrada, en la mayor parte del país debe transcurrir por lo menos un año antes de poder siquiera iniciar trámites de divorcio (el Distrito Federal es la única excepción hasta ahora, permitiendo divorcios en cualquier momento).  Sin embargo, persiste la necesidad de las autoridades de requerir que haya una o más causales de divorcio para llevarlo a cabo.  ¿Acaso piden causales para el matrimonio?  El Estado no tiene nada que andar haciendo pidiéndole a la gente que explique por qué ya no quieren estar con alguien.  Es una decisión completamente personal con quién  esté o no enamorado(a) uno(a).  El resultado es miles de mujeres golpeadas que no pueden hacer nada acerca de su situación, así como miles de hombres homosexuales atrapados en vivir una mentira por los hijos (como si al divorciarse ya no los fueran a querer, o como si un padre golpeador/violador fuera mejor que uno homosexual).

Libertad y Eficiencia


Ahora bien, si quitáramos las causales de divorcio y se le permitiera a las personas hacer y deshacer sus uniones libremente, estaríamos ya más cerca de un grado máximo de libertad.  ¿Cómo podemos mejorar aun más la situación?  Fácil: quitamos el elemento burócrata del trámite automatizándolo.  No es difícil, tan solo hay que hacer algo de programación y crear algo así como un Facebook pero en el Registro Civil.  Cada ciudadano, ya sea desde nacimiento o a partir de cierta edad, tendrá asignado a sí una cuenta en dicho sitio.  A esta cuenta podrá acceder con un número de identificación o nombre de usuario y una contraseña, como en miles de sitios ya existentes de Internet.  Una vez adentro, podrá consultar información como su Acta de Nacimiento y tendrá la opción de imprimirla o mandar una copia certificada a quien la necesite.  Dicho trámite inclusive se podría cobrar, ya sea por tarjeta de crédito o directamente en las cajas del registro: tan solo se le asigna un número de pago y trámite al interesado y desde su casa u oficina lo puede introducir al sistema para comprobar el pago.

¡Cuánta burocracia se ahorraría con esto!  Supongamos, además, que ciertas instituciones tienen acceso a consultar ésta información en línea: ya no sería necesario pedirle a las personas que traigan actas en original y copias.  Simplemente consultan el nombre de la persona en línea y comprueban que es quien dice ser.  Además, no se podría falsificar dichos documentos y se ahorraría cantidad tremenda de papel.  Así mismo, en el mismo sistema se podrían implementar mecanismos de control, como un límite en el número de documentos que un ciudadano puede imprimir o mandar en cierto periodo.

Tal sistema crearía una oportunidad de liberar a las personas del yugo de la burocracia en cuanto a sus vidas de pareja se refiere.  Por ejemplo, el sistema podría funcionar de modo que, a partir de cierta edad (digamos 18) las personas puedan especificar un cónyuge.  Si el cónyuge apunta, simultáneamente, a la otra persona en su propia cuenta, ¡violá, están casados!  Para hacerlo más riguroso, se pueden tener escáners de huellas digitales (ya se usan en algunas empresas para que los empleados chequen sus entradas y salidas) para garantizar la identidad de los contrayentes y se puede poner un límite de tiempo dentro del cuál deben completar la operación (digamos 20 minutos).  No se necesitaría un juez, pues todo queda en la bitácora del sistema.  Los mismos contrayentes pueden verificar sus datos para cerciorar que estén correctos. Sus contraseñas y huellas digitales aseguran que no haya robos de identidad.

Una vez realizada la transacción podrían gozar de los beneficios del sistema instantáneamente.  Por ejemplo, al solicitar un crédito hipotecario en su banco, una pareja no tiene mas que darle al ejecutivo sus nombres para que éste busque en línea y compruebe que están, efectivamente, casados.  ¡No más actas de matrimonio impresas con miles de copias!  Lo mismo va para seguros médicos, visitas en hospital, herencias…

La misma libertad se podría tener para anular los matrimonios: simplemente entra el cónyuge agraviado al sistema y borra al otro.  ¡Listo!  En caso de los divorcios “por mutuo acuerdo”, basta con que cada uno de los ex-esposos borre al otro de su cuenta en el espacio para un cónyuge y ya quedó la transacción.  Los contratos que tengan firmados como pareja serían entonces inválidos o completamente cancelados y cada uno podrá seguir con su vida.  En caso de que solo uno de los dos quiera separarse, entonces el sistema puede ofrecer todo tipo de opciones e información acerca de cómo continuar el litigio legal tradicional.  Si hay niños, no hay problema, al cabo también están en el sistema: todo el protocolo de trámites legales se puede desencadenar automáticamente con un solo clic.

Obviamente, hay que pulir mucho más esta idea e idear qué controles se le pondría a las personas: no más de un cónyuge a la vez, cierta mayoría de edad, no más de X número de bodas y divorcios al año, cierto costo por cada operación, etcétera.  Todo esto y más se puede incorporar al sistema.  No habría jueces ni burócratas decretando qué pueden o no hacer otras personas con sus propias vidas y la corrupción en torno a los trámites sería cero, pues no se puede corromper a una máquina.  Las reglas quedarían claras y serían fácilmente modificables en caso de ser necesario.  Las personas tendrían libertad de ser responsables o no, arruinar sus vidas o no, ser felices con una persona, otra o ninguna.  El verdadero amor entre los esposos y entre éstos y sus hijos no tiene nada qué temer a la libertad de las personas.  Igual que la situación actual, pero ahorrando infinitamente en tiempo, papel y burocracia.  ¿Alguien argumentaría que más libertad es algo malo?