Pocas cosas son tan frustrantes y provocan tantos sentimientos de impotencia como ver a gente voluntariamente insistiendo en un delirio que les cuesta dinero y salud. Existe gente dispuesta a pagar grandes cantidades de dinero por supuestos “tratamientos” y “terapias” alternativas que no tienen ninguna base en la realidad, aparte de que el dinero que se paga por ellos sí es real. Dichos tratamientos ofrecen una salida falsa para gente en busca de “lo natural” y que no confían por alguna u otra razón en profesionales de las ciencias de la salud. Tal es el caso de la homeopatía, ampliamente desacreditada como no más que un placebo por la comunidad médica y científica seria.
Cómo se Supone Que Funciona
Entre lo más sorprendente es que mucha de la gente que busca remedios homeopáticos ni siquiera sabe qué es lo que se supone que hacen, salvo que supuestamente es un tratamiento “natural”. La homeopatía está basada en el principio de que lo similar cura a lo similar: supuestamente, el alivio para un malestar es una dosis de una sustancia que provocaría ese malestar en una persona sana. Ésta sustancia se administra en gotas o chochos de azúcar para provocar la reacción del cuerpo que la compensa. El objetivo es regresar al cuerpo al estado de equilibrio balanceado que es definido por lo homeópatas como homeostasis.
Las dosis que se utilizan en la homeopatía son diluidas hasta puntos en los que no contienen ni una sola molécula del supuesto “ingrediente activo”. ¿Recuerdan el número de Avogadro, de sus clases de química? ¡Ésta es una aplicación de él, por lo que muchos deberían poner más atención en química! Resulta que las diluciones homeopáticas van a niveles a partir de 30x, es decir, una parte de sustancia activa contra 1030 de agua. Pero, de nuestras clases de química, recordaríamos que en una dilución más allá de 1023, ¡no tenemos ni una sola molécula de la sustancia activa!
¿Cómo resuelven este problemita los homeópatas? Bueno, los que siquiera entienden por qué esto es un problema se sacan de la manga una solución: El agua y el alcohol—que se usa en los chochos—tienen una supuesta memoria molecular. Es mediante esta memoria que se retiene la “esencia” del ingrediente activo, aunque sea probable que no exista ni una sola molécula de él en la dosis.
Una duda para los homeópatas: si los principios son correctos, ¿cómo es que tomar cosas benéficas para el organismo no nos hace daño? ¿No nos debería hacer daño una que otra molécula de vitamina A que se haya colado en el agua? ¿Y qué hay de los elementos que tomamos en cantidades pequeñas por salud, como el zinc?
Los Estudios
A diferencia de otros métodos de “medicina alternativa”, la homeopatía sí es muy fácil de poner a prueba en un estudio de doble control, o estudio ciego. Esto es, que ni los sujetos de experimento (los pacientes) ni los que ejecutan el experimento (los homeópatas) sepan si se está administrando un medicamento real o solamente un placebo. Lo que hacen los organizadores del experimento es darle al homeópata supuestos medicamentos para que los administre en sus pacientes y que luego reporte los resultados. Algunas de las botellas de medicamento no tienen más que placebos, mientras que otras tienen el medicamento a probar. Al finalizar, se revisa si el paciente “X” que reporta resultados positivos tomó del medicamento “Y” o “Z”, identificados por el número de la botellita. En dichos estudios no se ha notado diferencia entre el placebo (usualmente agua pura) y el supuesto medicamento homeopático.
Tan concluyente es el fracaso de la homeopatía, que el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Los Comunes en el Reino Unido ha solicitado al Servicio Nacional de Salud (NHS) dejar de clasificarla como un medicamento, así como detener su financiamiento. Desafortunadamente, la creencia en la eficacia de la homeopatía por la gente e inclusive el Príncipe Carlos ha obstaculizado hasta ahora que se lleven a cabo éstas recomendaciones.
¿Qué tiene de Malo?
Existen varios pretextos para continuar el uso y la promoción de la homeopatía. El más común es conceder que efectivamente, no tiene sentido y puede ser que no funcione, pero ¿qué tiene de malo? Bien, pues hay tres puntos a mencionar aquí:
- El paciente no recurre a tratamientos médicos auténticos, con un efecto terapéutico real. Esto a veces trae consecuencias fatales, ilustradas por ésta lista de personas que no recurrieron a un médico por probar algo “natural”.
- Cuesta dinero. ¿Por qué pagar por un estéreo que no funciona, si por el mismo dinero se puede adquirir uno que sí? Si compras un estéreo inservible lo regresas y/o te compras otro. ¿Quién nos regresa la salud? Además, se está enriqueciendo a personas deshonestas que lucran con el no-tratamiento de las personas.
- La verdad debería ser lo más importante. Si el mecanismo de la homeopatía fuese un misterio pero diera resultados, por lo menos habría una razón práctica para utilizarla. Lo sorprendente es que aún con la falta de resultados, las personas prefieren el delirio y mentirse a sí mismas que reconocer que están equivocadas y corregir el rumbo. Insistir en el uso de de la homeopatía suele ser cuestión de anteponer el orgullo a la verdad.
¿Cómo refutar a tantas personas que dicen que “a ellos sí les funciona”? Hay dos cuestiones aquí. Primero, las anécdotas del funcionamiento de la homeopatía deben ser contrapuestas, si somos honestos, a las anécdotas de su fracaso. Todas las veces que no tuvo éxito son olvidadas o se ponen pretextos, como el que quizá estaban tomando algo que impidiera su apropiado funcionamiento, no siguieron las instrucciones al pie de la letra, etcétera. Pero cuando funciona, resulta que es lo mejor del mundo. Natural y sin efectos secundarios, como les gusta decir. Sin ningún efecto, diría yo.
En segundo lugar, éstas personas, al ser orilladas a reconocer que no tienen evidencia suficiente, recurren a la acusación de que no aceptar su delirio equivale a tener una mente cerrada. ¡No se dan cuenta de la ironía! En éste acto se delatan por completo. Es como si cerraran sus ojos, se taparan los oídos, y gritaran: “¡La homeopatía funciona porque funciona! ¡Yo la tomé una vez y funcionó! ¡Yo soy de mente abierta! ¡Yo tengo razón! ¡No importan los estudios! ¡La homeopatía funciona…!” Además, éstas personas olvidan la definición de placebo: puede que tenga algún efecto, pero no es por razones terapéuticas.
Les recomiendo los siguientes videos, que tratan el tema de una forma interesante y amena, con James Randi y Richard Dawkins: