Considero arriesgado exponer anécdotas personales como punto de partida para argumentos, pero la asistencia a las llamadas “pláticas” que son obligatorias para el matrimonio civil fueron motivo de gran consternación para mí por lo que viví en ellas. A continuación presento una reflexión acerca de mi experiencia en dicho trámite.
Matrimonio Legal vs. Religioso
Pocas cosas ocupan más tiempo en las noticias que cuestiones acerca del papel que debe jugar el Estado en la vida privada de las personas. El equilibrio entre el bien común y la libertad individual se le encarga a “autoridades”, idealmente elegidas democráticamente. Casi todos los problemas de las sociedades se pueden reducir a cuestiones acerca del papel que el gobierno debe jugar en la vida de sus ciudadanos: consumo de drogas, aborto, matrimonio, juegos de azar, prostitución, divorcios, ecología… a fin de cuentas se contrapone lo que quiere hacer el individuo contra lo que la sociedad, a través de los mecanismos del Estado, le permite, le prohíbe o le obliga a hacer.
Entre las decisiones que los individuos pueden tomar, está la de casarse. Si bien la decisión es completamente personal, el Estado interviene para dar legitimidad a la unión, hecho que sirve en la vida práctica del ciudadano: se pueden tramitar créditos hipotecarios, contratar pólizas de seguro, heredar bienes y muchas otras cosas gracias a la legitimidad legal de esta unión. Sin embargo, el Estado pone a la vez límites a las uniones que van desde la edad de los contrayentes hasta el género de los mismos (todavía).
Las pláticas prematrimoniales solían ser, en México, obligatorias solamente para los matrimonios religiosos. Tres cuestiones han contribuido de manera mayoritaria a que se volvieran requerimiento en el matrimonio civil también en Jalisco, a partir del año 2000:
1. La política de población que adoptó el país a partir de los 70’s. La planificación familiar se volvió prioridad en la política pública del país, y las pláticas prematrimoniales fueron una oportunidad de hacer llegar la política de estado a la población. Vale la pena mencionar que la planificación familiar suele contraponerse a los valores usualmente promovidos por la iglesia. Curiosamente, las pláticas prematrimoniales en Jalisco se alían con la Iglesia y se oponen a la tendencia global de control de población, así como la campaña de planificación familiar que el país emprendió en los 90, como veremos más adelante.
2. Cada vez menos personas se casan por la iglesia, inclusive entre creyentes que se llaman a sí mismos católicos. La Iglesia Católica mexicana, además, ha perdido fieles todos los años desde los 60s en términos porcentuales. A través de las pláticas prematrimoniales, la rama política de la Iglesia Católica (Partido Acción Nacional) consiguió un último intento de llegar a la población, en flagrante violación de la separación iglesia/estado pero con la complicidad de las autoridades. Aún así, la realidad llevó a la Iglesia al punto siguiente:
3. Hacer del matrimonio civil un prerrequisito para el matrimonio religioso. En un intento de legitimar el matrimonio religioso, se ligó al matrimonio legal haciéndolo a éste un prerrequisito. En la vida diaria, el matrimonio religioso no tiene validez para trámites esenciales como créditos bancarios, pólizas de seguro, etcétera. Esto llevó a que el matrimonio religioso perdiera prioridad entre la población. Anclar el matrimonio de la iglesia al civil fue una estrategia para darle legitimidad y seguridad a la población creyente.
Los Temas Tratados y Omitidos en las Pláticas del DIF
En Jalisco, México, la institución encargada de dar las pláticas obligatorias a las parejas que deseen contraer matrimonio es el DIF (Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia). Las pláticas, que toman toman lugar un fin de semana y duran unas 4 ó 5 horas, son un requisito obligatorio para contraer matrimonio legal en el estado.
Casi la mitad de la plática está dedicada al tema de la violencia intrafamiliar, usualmente perpetrada por los hombres contra sus esposas. En esta porción de las pláticas, se le explica a las parejas en qué consisten los distintos tipos de violencia doméstica y se les urge a denunciar hechos de violencia doméstica. La otra parte de la plática está dedicada a dar un repaso general a los distintos regímenes conyugales bajo los que pueden contraer matrimonio las personas (bienes separados o mancomunados). Eso es todo.
Faltan algunas cosas, ¿no? Bien, pues resulta que, en la lógica de los gobiernos del PAN, las pláticas prematrimoniales tienen un único objetivo: disminuir la cantidad de divorcios en la población. No forman parte de los objetivos las finanzas de pareja, ni los métodos anticonceptivos, ni las enfermedades de transmisión sexual, ni lo que implica tener hijos. Alegan que introducir información a las parejas acerca de estos temas (el de las finanzas suele ser crucial en los divorcios) es una intromisión del gobierno en la vida privada de las personas… ¿y qué creen ellos que están haciendo?
Agregado a esto está la verdad incómoda: el divorcio es una solución a muchos problemas de pareja. ¿Qué se supone que debe hacer una mujer golpeada, si no es dejar para siempre al golpeador (y denunciarlo)? ¿Qué deben hacer las personas que, así como se enamoraron, dejan de amarse? ¿Y qué deben hacer las miles de personas que ya no aguantan estar atorados en un matrimonio heterosexual siendo ellos homosexuales?
Regresando a lo que me tocó vivir personalmente en las pláticas, me topé con unas joyas del pensamiento retrógrada jalisciense:
- Por lo menos 10 veces, durante la exposición legal, se recalcó que en Jalisco el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Esto se hizo leyendo texto en diapositivas en donde aparecía lo anterior en letras rojas y en negrita. ¿Acaso vieron que alguna de las 72 parejas que acudimos ese día era de dos hombres o dos mujeres? Ya sabemos que en Jalisco están, supuestamente, “a favor de la familia”. ¿Por qué lo tienen que recalcar a todo mundo?
- La supuesta psicóloga que dio la mayor parte de la plática llegó a decir que era necesario enseñarle religión a los niños para que aprendieran del bien y el mal. ¡En pleno siglo XXI! Aparentemente los japoneses, finlandeses, suecos, suizos, noruegos, daneses, la mitad de los alemanes, de los holandeses e ingleses son todos una bola de depravados y perversos comedores de bebés… ¿No se da cuenta del grandísimo error, además del insulto, hacia las personas que son buenas y morales sin religión?
- No se mencionaron, ni casualmente, los métodos anticonceptivos ni las enfermedades de transmisión sexual (en la [i]lógica católica-panista esto último es completamente innecesario, ya que todos llegan puros y castos al matrimonio). La de por sí precaria situación financiera de las parejas se ve exponencialmente complicada cuando llega un bebé. Si somos pocos, nos toca de a más…
- No se mencionó, tampoco, una de las principales causas de divorcios, sobre todo entre gente joven: las finanzas. ¿Cuánto se paga de renta por un apartamento en una zona media de la ciudad? ¿Cuánto paga de luz, agua, teléfono y gas una típica pareja de clase media? ¿Qué es un crédito hipotecario, y qué requisitos hay para obtener uno? ¿En qué ayuda o perjudica una tarjeta de crédito? ¿Qué es crédito? Nada de esto siquiera se mencionó, a pesar de que es lo más ligado con lo que supuestamente interesa al DIF Jalisco: reducir divorcios.
Bien, pero, ¿siquiera ha dado resultado la estrategia del DIF? Si los divorcios han disminuido desde que se implantó el programa de pláticas (que además tienen costo de $100 por persona), por lo menos habría algo medianamente bueno que mencionar. Por la fuente que provenga, ya sea esta, esta, esta o esta (respaldadas por cifras del INEGI y los propios gobiernos estatales), el divorcio ha aumentado en todo México en los últimos años y Jalisco no es la excepción. Desde que se implementó la medida de las pláticas prenupciales, la cantidad de divorcios en Jalisco a pasado de 5 por cada 100 mil habitantes a 11… ¡más del doble! ¿No pensarán las autoridades que están haciendo algo mal? Lejos de ello, se mantienen empedernidos en desperdiciar el tiempo y dinero de sus ciudadanos para, además, imponerles una visión moralina y retrógrada de la realidad que, lejos de contribuir a disminuir los divorcios (que no tienen nada de malo en sí, además) los hace el hazmerreir de los trámites necesarios para casarse. Nuevamente, Jalisco va a todas partes menos hacia adelante.